Dulce melodía venida de las alturas,
que siembras vida donde solo había desgracia,
que enverdeces allí donde hubo tragedia,
y devuelves la esperanza donde no se hallaba.

Pero tu vil belleza quizá me engañara,
muchos te desean por ser una gran delicia,
otros te repudian por ser una gran molestia,
pero por tu divina fuerza quien no te admirara.

Fuerza que levanta los corazones a volar,
y a veces ahoga los que no sienten más,
que puede hacer al más desdicho levantar;
y puede al más afortunado desdichar.

Por eso, prudente, te observo distante,
no quisiera que tu exceso de generosidad,
dañe cuanto poseo con suma crueldad
mediante dulce y vil melodía danzante.







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